jueves, 3 de noviembre de 2011

El extraño elemento

Es innegable que cualquier equipo --sea del deporte que sea-- que aspire a llegar a lo más alto, debe contar, además de con alguna que otra estrella que marque diferencias, con una serie de lugartenientes capaces de realizar el trabajo sucio y de dar un paso adelante cuando se les necesita, para terminar siendo decisivos.

Si alguien que se ha ajustado a ese papel de manera casi perfecta, ese es sin duda el recordado Robert Horry.

Un jugador con dos virtudes que durante toda su carrera sobresalieron por encima del resto, y que le hicieron entrar en la historia. Una capacidad para anotar la canasta decisiva sin que le temblara mínimamente el pulso, y la virtud de saber estar siempre en el lugar apropiado para ir labrando un curriculum en forma de títulos al alcance de casi nadie. Y es que Horry es el 'No Celtic' que más anillos ha recolectado.

Sólo los verdes Bill Russell (11), Sam Jones (10), John Havlicek (8), K.C. Jones (8), Tom Heinsohn (8) y Frank Ramsey (7), todos ellos militantes en la mayor dinastía de la NBA, pueden mirar a los ojos a nuestro protagonista. 

Además, y para darle más valor a lo conseguido, lo hizo con tres equipos diferentes (junto con John Salley, el único que ha logrado semejante proeza), siendo esta una de sus comentadas virtudes; la habilidad para estar en el momento justo y en el lugar adecuado, ya que Horry perteneció a los dos equipos que dominaron la primera década del Siglo XXI, y a unos Houston Rockets que aprovecharon la primera retirada de Michael Jordan a mediados de los 90 para alcanzar su cumbre.

Llegó a Houston en 1992, procedente de la Universidad de Alabama, con el nº11 del draft y un look que recordaba al 'Príncipe de Bel Air'.
Los dos primeros anillos de su colección llegaron en 1994 y 1995, siendo uno de los complementos de un conjunto que bailaba al son de Hakeem Olajuwon. 

Desde su ingreso en la Liga dio muestras de una capacidad innata para asestar el golpe definitivo a los partidos cuando el balón llegaba a sus manos en situaciones de máxima urgencia, y en la final del 94 ante los New York Knicks anotó alguna que otra canasta vital cuando el caucho quemaba.

Sus días como jugador de los Rockets terminaron en el verano de 1996, siendo traspasado a Phoenix Suns como parte del trato que llevó a "Sir" Charles Barkley a la ciudad texana. Muy poco duró su aventura en Arizona, ya que una disputa con su por entonces entrenador Danny Ainge precipitó su salida de los Suns camino a Los Ángeles.

En California comenzaría su segunda etapa triunfal.

Como suplente (solo fue titular en su primer año), Horry encontró su lugar como guardaespaldas de las súper estrellas Shaquille O'Neal & Kobe Bryant.

Tres anillos (2000, 01 y 02) con un papel absolutamente fundamental, y pudiendo decir que sin él, el threepeat no hubiera sido posible, y es que en no pocas ocasiones se encomendó Phil Jackson a su sexto hombre y a su capacidad para sentenciar partidos, sobre todo en playoffs, época en la que Horry afilaba el colmillo. Un par de ellas sobresalen sobre el resto:

La primera, en la Final de Conferencia de 2002, cuando en el cuarto partido y con 2-1 para los Sacramento Kings, anotó 'at the buzzer' un triple que sirvió para que su equipo empatara la serie y evitara un 1-3 que se antojaba irremontable. Aquella canasta no sólo sirvió para ganar el partido, también para asestar un golpe psicológico a los Reyes, del que ya no se recuperarían.

La segunda, y ya como integrante de los San Antonio Spurs, también sirvió para girar el signo de una serie, en este caso la Final de 2005 contra los Detroit Pistons. Con empate a dos victorias, los de la Motown jugaban en su Palacio el quinto partido con la posibilidad de volar a Texas por delante.

Con Tim Duncan, Emmanuel Ginóbili y Tony Parker necesitados de ayuda extra, Horry volvió a justificar su fama con un último acto y prórroga antológicos(18 puntos) y sobre todo con el triple decisivo a falta de seis segundos que puso a su equipo por delante de manera definitiva en el partido y en la serie. En aquel recordado duelo, se convirtió en el jugador que más puntos ha anotado en la segunda parte de un partido de unas Finales, sin sumar ninguno en el primer tiempo (21).

Como jugador de los Spurs acabó su colección de anillos, acertando en la elección de su destino una vez acabó su etapa como laker en 2003. A las órdenes de Gregg Popovich consiguió los anillos de 2005 y 2007 para sumar un total de 7.

En su etapa como jugador de los Spurs, además de su habilidad para decidir en ataque, lució como un defensor digno y jugador con mil y una triquiñuelas para sacar ventaja siempre en beneficio de su equipo.

En 2008, y con 37 años, Horry ponía pie en tierra y decidía abandonar la práctica activa del baloncesto a nivel profesional para dedicarse en cuerpo y alma a su hija; y es que este hombre, que durante 16 temporadas luchó y venció sobre el parquet, lo hizo motivado por un terrible problema personal que siempre le sirvió de acicate para superar todas las adversidades. Un drama en forma de extraña enfermedad, que afectó a su hija Ashlyn y que provocó su muerte hace algunos meses, después de 17 años de sufrimiento.

Una pérdida irreparable para un triunfador que cosechó la simpatía de la mayoría de los aficionados gracias a un estilo de juego desenfadado, un carácter simpático y esa capacidad para convertirse en un asesino cuando llegaba la hora de la verdad.

Y es que no todo en el baloncesto son números y estadística, si no, no se entiende que un jugador que 'apenas' ha promediado 7 puntos y 4.8 rebotes en su carrera, haya terminado por ser tan decisivo en la gloria de los equipos a los que ha pertenecido.

''Ese extraño elemento llamado Robert Horry''.








W.F.A.G.T.

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