jueves, 13 de octubre de 2011

Cuando menos es más

No tiraba pensando en mi valoración sino en ayudar al equipo". Antoine Wright (jugador del Asefa Estudiantes)




Esas son las exactas palabras en las que el jugador estadounidense en su primera experiencia fuera de USA, decía a la prensa tras el partido de ayer en el Palau Blaugrana de Barcelona. El marcador era descomunal, al parecer solo había un equipo en pista y ese era el local. El FC Barcelona Regal apabullaba 97-51 al equipo colegial, pero más allá del marcador , este partido será recordado por la valoración final del partido de Antoine Wright: -19. Si, si, no es una equivocación -19!!! de valoración para un jugador que se decía el nuevo Wade, estrella en la universidad de Texas A&M y de incuestionable nivel.

Analicemos el por qué, de esta situación: en 25 minutos y 41 segundos de juego, el “bueno” de 'Toine realiza sin acierto un 0/10 en tiros a canasta de los cuales 3 son triples, falla los 2 tiros libres a su disposición, pierde 5 balones y comete 5 faltas. A favor solo 1 recuperación de balón y que recibe 2 faltas. Entonces; ¿por qué no lo cambia su entrenador?

La respuesta es sencilla: “ayudar al equipo”.

Wright es un jugador que manco precisamente no es, 7 años de experiencia en la NBA en equipos como los New Jersey Nets o los Dallas Mavericks, quiere decir que su nivel es excepcional, no al nivel de grandes estrellas pero si un gran jugador, y si Pepu Hernández entrenador de contrastada categoría no lo sentaba, es porque para que el equipo aguantase era necesario su participación en pista. Pese a todo no funcionó y la debacle fue peor. Estaba negado cara la canasta, pero no solo él, el equipo entero salvo su compañero Germán Gabriel se anclaron en la franja de las dobles cifras y no pasaron de 10 puntos, lo que demuestra el marcador de 51 puntos en su lado.

También se vió el mismo caso en Sevilla, en la pista del Cajasol Banca Cívica en su encuentro contra el Lucentum Alicante, en el que el visitante Kyle Singler, estrella universitaria y MVP de la NCAA del 2010 con Duke, vivía la misma pesadilla. Al descanso el número 33 del pasado draft de la NBA estaba en un -9 de valoración, a merced de 4 faltas, 1 pérdida de balón y 4 tiros fallados incluyendo 1 triple, ¿y entonces? Pues su entrenador en la segunda parte confió en él y mantuvo con vida a su equipo, empezó a anotar, a rebotear, a defender muy agresivo sin que le pitasen falta, pero a falta de 3 minutos terminó expulsado pero con +3 de valoración.

Y esto es el pan de cada día en el baloncesto a cualquier nivel, ya sea en la NBA a la preferente española, de nivel FIBA a el no nivel de patio de colegio. El bueno debe estar en pista, porque no se sabe cuando se soltará y dará rienda suelta a su talento, un talento indudablemente codiciado por muchos y necesitados por otros, pero que solo se encuentra en algunos especímenes.

Lo que vengo a decir lo siguiente: quizás hayan jugadores que restan al equipo, que no estan aportando su dosis diaria al conjunto, pero que su presencia en pista se hace necesaria para que el equipo resurja y continúe compitiendo, ya sea cara o cruz, porque a veces, menos es más...

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