miércoles, 27 de mayo de 2015

Cerrar/Abrir



   Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
   ¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.
   No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!. Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.
   Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.
   El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú. Suelta el resentimiento. El prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte mentalmente, envenenarte, y amargarte.
   La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando “puertas abiertas”, por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.
   Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.
   Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.
   Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.
   Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!


Paulo Coelho



24 años, y otra puerta que cierro, y una que abro. 

W.F.A.G.T.



jueves, 7 de mayo de 2015

Conversaciones amadas



  -A cada beso que me dabas, me quitabas letra a letra las palabras escondidas entre los recovecos de mi cabeza...

  +Pocas palabras para tantos besos...

   -Tengo tantas..., a veces pienso que si hablo y no paro, te canses de escucharme.

  +Ni mucho menos, lo prefiero, así deduzco tus instintos y sentimientos de cada seseo de tus palabras y cada acento palpitante de tu interior...

   -Me fascina que viendo cada gesto, tocándome como lo haces, conociéndome recorriendo cada poro de mi piel, haces que cada roce sea pura electricidad, una manifestación de cada impulso que reprimo, que afloran a cada temblor, a cada desaliento, y fuerte palpitación...

  +Y es que en cada relieve de tu piel, en cada barranco de tu cuerpo, en cada vaguada de tus labios, hay un paisaje que respirar y contemplar, de disfrutar y sentir sin velos ni contaminación. Tan sólo un territorio que invadir. Que conquistar. Que explorar.

  -Y quiero que lo hagas, que dejen en mí tu huella, que me vuelvas a cubrir con tu abrazo, mientras te velo, te cuido y mimo. Te doy la paz que buscas, y te doy todo de mí como tu sereno. Sueñas; recibo esa respiración tuya que tanto consuelo y calor me da.

  +Una huella que seguir. Una que abra caminos y que no destroce el campo por el que pasea. Una que haga huella solemne en tí y tenga a su lado la tuya, la tenue y cálida huella que me apacigua en esos momentos bisoños de calma. Sueño con prados, valles y bosques. Sueño con que los vayas dibujando sobre mí. En mí. Sueño con ser una caricatura de ese sueño, que creas en mí. Respiración que tú olvidas y yo alego a que vuelva, porque sin suspiros mi amor, no hay pulmones ponzoñosos que permanezcan con ganas de inhalar aire.

  -Cubrir con mis trazos, cada lugar que te haga estremecer, sin dejar lugar alguno donde tu piel pueda decir que no he tocado. Dibujar esas líneas que con tus palabras viertes tu alma. Mi cabeza se pierde en ellas, haciéndome sentir afotunad@, sintiendo que a cada pensamiento que te dedico, el corazón amenaza con salirse del pecho.

  +A vuelapluma que tus líneas jamás dibujarán lo que siento y pienso, pero sí diseñarán lugares donde sentir y pensar. Sentirte y pensarte. Mas no hay fortuna en un sentimiento, hay fortuna en el ser como ser y saber que ser como eres hace que no haya más fortuna que ser contigo. Si cada pensamiento te provoca un corazón desbocado, apacígualo, no pienses y sólo ten una sensación mía como si fuese a tu lado para domar cada sístole y diástole de ese potrenco corazón satinado. Que no se pierda ni huya de tu pecho, porque quiero llegar a él otra vez, cada vez, par cabalgarlo.

  -Ten por seguro que mi corazón te espera impaciente por que lo oigas palpitar, que lo hagas ralentizarse al sentirte cerca. Saber que me piensas, que quieres sentirme, pensarme; me hace muy feliz. ¿Fortuna?, Fortuna es ésto, envidia sientan de cómo me siento. De cómo mi cuerpo se llena de gozo. De cómo mis manos se vuelven hábiles ante el papel, y a la vez torpes, como temiendo el quebrar el fino carbón, haciendo de la línea más recta la más perfecta curva.

  +Cual tambor usaré mis baquetas para percutir y hacer sonar ese trocito vivo en tu cuerpo. Lla envidia es mala, lleva al lado oscuro. Disfruta y vive, nunca está de más y más que la diosa Niké de la fortuna, alcanzarás lo mejor de todo sin pensar en los demás. No hay papel, hay madera, quizás mármol, quizás granito, esperando a que me talles a tu escultura, a tu querencia. No tengo curva perfecta, tengo mil curvas imperfectas, que se me permiten el lujo de la perfección al roce de tu halo.








W.F.A.G.T.