lunes, 19 de noviembre de 2012

El ayer


"Esto ya lo toqué mañana,
es horrible, Miles, esto ya lo toqué mañana",
y no lo podían hacer salir de eso..."

(J.Cortázar, "El Perseguidor")



   Estoy aquí, y eso es una terrible y dudosa certeza de hoy.

   Inmóvil frente al papel en blanco, mientras el lápiz ansioso dormita en mi mano. Pero también estoy allí, ayer, y más allá. En un banco solitario de un parque agónico y vacío, bajo el abrigo de un viejo pino, mirando la lluvia caer. Pequeñas gotas entre las gotas, como hormigas, llegan hasta mí, se amontonan en multitud junto a mis botas y bailan en ronda una sutil y silenciosa melodía. 

   Vagando sin rumbo por calles anónimas de aquel lejano barrio gótico del viejo mundo. Fantasmas de otro tiempo caminan junto a mí, indiferentes a las señales de hoy, e inmersos en rutinas de siglos pasados. 

   Una pausa en un bar, y una copa de absenta. 

   El verso que llega aniquila las distancias y superpone, unas sobre otras, las líneas del tiempo; sobrevive a su hora y trasciende el papel. Recostado en la eternidad, comienza a fluir el trazo. Pasarán los años en relojes de pared y este ser diminuto seguirá esclavo de ese inútil derrotero cuántico; salto a través de los tiempos que moldea un presente único.

   Luego volver del viaje. Ebrio de ayer. Con los pies empapados.



W.F.A.G.T.