martes, 16 de octubre de 2012

El arte de la mano vacía


   Durante la ocupación Satsuma de Okinawa, un Samurai que le había prestado dinero a un pescador, hizo un viaje para cobrarlo a la provincia Itoman, donde vivía el pescador. No siéndole posible pagar, el pobre pescador huyó y trató de esconderse del Samurai, que era famoso por su mal genio. 
   
El Samurai fue a su hogar y al no encontrarlo ahí, lo buscó por todo el pueblo. A medida que se daba cuenta de que se estaba escondiendo se iba enfureciendo. Finalmente, al atardecer, lo encontró bajo un barranco que lo protegía de la vista. En su enojo, desenvainó su espada y le gritó: ¿"Qué tienes para decirme"?.


   El pescador replicó, "Antes de que me mate, me gustaría decir algo. Humildemente le pido esa posibilidad." El Samurai dijo, "¡Ingrato! Te presto dinero cuando lo necesitas y te doy un año para pagarme y me retribuyes de esta manera. Habla antes de que cambie de parecer."

   "Lo siento", dijo el pescador. " Lo que quería decir era esto: Acabo de comenzar el aprendizaje del arte de la mano vacía y la primera cosa que he aprendido es el precepto: “Si alzas tu mano, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza, restringe tu mano."

   El Samurai quedó anonadado al escuchar esto de los labios de un simple pescador. Envainó su espada y dijo: "Bueno, tienes razón. Pero acuérdate de esto, volveré en un año a partir de hoy, y será mejor que tengas el dinero." Y se fue.

   Había anochecido cuando el Samurai llegó a su casa y, como era costumbre, estaba a punto de anunciar su regreso, cuando se vio sorprendido por un haz de luz que provenía de su habitación, a través de la puerta entreabierta.

   Agudizó su vista y pudo ver a su esposa tendida durmiendo y el contorno impreciso de alguien que dormía a su lado. Muy sorprendido y explotando de ira se dio cuenta de que era ¡un samurai!

   Sacó su espada y sigilosamente se acercó a la puerta de la habitación. Levantó su espada preparándose para atacar a través de la puerta, cuando se acordó de las palabras del pescador: "Si tu mano se alza, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza restringe tu mano."

   Volvió a la entrada y dijo en voz alta. "He vuelto". Su esposa se levantó, abriendo la puerta salió junto con la madre del Samurai para saludarlo. La madre vestida con ropas de él. Se había puesto ropas de Samurai para ahuyentar intrusos durante su ausencia.

   El año pasó rápidamente y el día del cobro llegó. El Samurai hizo nuevamente el largo viaje. El pescador lo estaba esperando. Apenas vio al Samurai, este salió corriendo y le dijo: "He tenido un buen año. Aquí está lo que le debo y además los intereses. ¡No sé cómo darle las gracias!"

   El Samurai puso su mano sobre el hombro del pescador y dijo: "Quédate con tu dinero. No me debes nada. Soy yo el endeudado."





W.F.A.G.T.













(EL SAMURAI Y EL PESCADOR de Richard Kim
"The Weaponless Warriors", 1974. Ohara Publications, USA.)





Descubierto en una red social mediante un compañero y amigo.


domingo, 14 de octubre de 2012

El manantial


   Tu mano sobre mi pecho pretendes descubrir la velocidad de mi corazón al sentir tu piel, es imposible tu pulso temeroso lo impide. Acercas tu oído sobre mi pecho y escuchas entre susurros un "te amo", que te perturba, te asusta y te retiras como un niño huyendo a lo desconocido. Mi cuerpo inerte en espera del experto inexperto, aquel que suponía conocía ya, lo que por ambos siempre fue ignorado. Te das la media vuelta fracasaste en tu primer intento, ideas vagas oscilan por tu mente, intentas estructurar el plan infalible que jamás hubieras puesto en práctica.

   Crees que lo tienes y de frente nuevamente ante ese cuerpo inerte que intentas sobrevivir, lo recorres con tu pícara mirada, llegando hasta el punto medio, manantial de vida. Deseas tocarlo, explorarlo y te detiene la inmune idea que con tus manos fuertes lo puedes lastimar, segundo intento fallido campeón, escuchas a lo lejos el susurro de esa voz..., melodiosa voz. Refugio de tus tardes sombrías, te pones de pie, caminas nerviosamente y desconcertado por no poder actuar, te preguntas: ¿Qué me sucede? He recorrido y explorado otra piel, he bebido otro aliento hasta saciar mis ganas de placer…

   El escenario perfecto, cuatro paredes, la víctima en completo estado de inconsciencia, el eco de una gota de agua que te recuerda la soledad absoluta. Regresas de nuevo, justo al filo de la víctima, ligeramente la luz intenta entrar por la ventana, te levantas apresurado, cierras la cortina completamente, no deseas la luz. No es tiempo de ella, es tu momento, la luz puede esperar, tus deseos no. Tu víctima en cualquier momento pudiera despertar.

   Besas su cuello, su piel suave y tibia da indicios de vida, a la vez tan frágil. De nuevo crees que tu cuerpo la puede lastimar, tus labios llegan de nuevo a ese manantial; ¿sucede algo? Te detienes ahí, no consigues avanzar, algo pasa, no comprendes que, tienes más conocimiento que al inicio, has determinado con exactitud esa medida enigmática que siempre deseaste saber, su piel te agrada, es delicada como sus sentimientos, aquellos que por siempre y desde siempre albergaron tus palabras, tus tiernas palabras.

   Besas su frente como símbolo de despedida, te has dado por vencido, sin haberlo intentado, te das la vuelta como buen ladrón, dispuesto a abandonar la escena, algo susurras en su oído “czn”, clave secreta de un “ladrón de sentimientos”. Ella sujeta tu brazo, tu piel se eriza, en su coma de amor no desea que te alejes, débilmente se inclina un poco y se aferra a tu espalda, la sientes desvanecer te das la vuelta, la sostienes, y como niño explorador juegas en valles y colinas, subes montañas, descansando tu aliento en la cima, bajas de nuevo sacias tu sed llegando de nuevo al manantial de vida. 





W.F.A.G.T.





miércoles, 10 de octubre de 2012

Respira




Solo siente el aire que respiras y te darás cuenta que aún vives, sigue haciendo lo mismo hasta que encuentres un motivo para hacerlo, pero cuando lo encuentres, no descuides tu respiración, no vaya a hacer que el motivo te la robe, porque si es así sentirás que tus extremidades fallan, que tu pecho ya no se mueve al ritmo de antes y el aire que respiras te está matando lentamente, pero por suerte en el mundo puedes elegir, elige respirar, si respiras hondo hasta que ese aire podrido se acabe y todo empezara a cambiar, sentirás tu pecho moverse y vivir nuevamente.


Pero no odies ese aire que casi te roba el aliento, ámalo porque es único, ningún otro te hará sentir lo mismo. Ama lo que respiras y a lo mejor te darás cuenta que respirar es lo más hermoso, pues nos tiene en pie y nos permite ver el amanecer de un sol majestuoso y el atardecer que eclipsa nuestros sentidos.


Respira, vive, siente pues a cada uno le toca respirar.



W.F.A.G.T.