lunes, 9 de abril de 2012

Burning eyes

   "Quien predijo algo como eso, debió avisar a los involucrados, porque la furia que se desató en aquel preciso instante fue como la peor de las catástrofes naturales concentrado en un solo hombre."


   Nadie dijo que tal rostro afable albergara tal violencia. Sus ojos verdes despertando esperanza, su sonrisa elegante, sus palabras preciosas pensadas con detalle y una tranquilidad y paciencia tan extremadamente aparentes, que jamás nadie pudo imaginar lo ocurrido.

   La Calma que precede la tempestad.

   Llegó el instante que aunque efímero fue el desencadenante. Un ligero roce de mejillas, un cruce leve de miradas, una sonrisa cargada de complicidad y una chispa de deseo que encendió aquel motor. Estar para no estar. No estar para estar. Quien entienda de sentimientos que explique a aquel hombre que no debe mezclarlos aleatoriamente en un cocktail, porque al fin de cuentas, vienen y van a tal velocidad que dejan tras de sí, un páramo yermo y desolador por donde transcurre.

   Su corazón adquiria velocidad, sus latidos eran estallidos de pistones, sus pulmones expulsaban todo aquel dioxído cálido, su cuerpo con la aleación ideal de potencia y belleza, su sangre un combustible tan inflamable que con poco ardería. Ese chispazo de deseo fue fatal. La combustión fue rápida; el motor rugía, él solo conducía, pero tal sensación de velocidad le aliberaba. Acelerar. Ya solo era cuestión de tiempo.

   El mayor problema de su fugaz carrera interna fue la ausencia de autopistas, todo lo que hallaba eran peajes, y su alma queria libertad. Hallarse a sí mismo en soledad. No quería inflingir dolor a la gente, quería sufrir en silencio. No encontrar calma en las tinieblas de la noche, uno de sus mandamientos. No lo incumplió; tan solo buscó un lugar donde dar rienda suelta a su desenfreno, a sus ligaduras mortales, a su miserable vida, a su destino.

   Estacionó sus sentimientos, buscó entre ellos, bajo el lema de los eternos por qués. Lágrimas ardientes. Se materializaba su autodestrucción y quería poner fin a su existencia. El motor dejó de rugir, lo dejó en la estacada y absoleto.

   Él siempre pensó que conducía solo. Se equivocaba. Ellos eran realmente su mejor carburante...


   "Más emociones no se pueden despertar y menos se puede hacer al respecto. El poder de uno cuando la energía, positiva o negativa, aflora, causa mayor temor de lo esperado. Para eso debemos saber a quiénes vale la pena tener cerca para controlar el poder de las emociones."



W.F.A.G.T.

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