martes, 31 de diciembre de 2019

Retrospectiva al inicio


Todos haciendo retrospectiva de su año diciendo "oh qué bueno que conseguí esto" o quizás diciendo "perdí no se qué, pero gané en mí", "por fin cumplí mis sueños", "pude dejar de fumar" o "al menos intenté hacer deporte 2 días al año, el siguiente sí que sí". Hipócritas.
Os mentís. Lo sabéis, y buscáis haceros una autofelación que os haga sentir correspondidos con vosotros mismos, acallando inquietudes, esperando likes, me gusta y ese sucedáneo de placeres insípidos que la sociedad sólo ve en sus pantallas de comunicación social o no aceptar que no todo es bonito lo que se quiere hacer ver a los demás, que realmente hay algo más profundo que se tiene miedo de revelar.

Ésto es sólo la entrada.

Adrian; ¿qué cojones te pasa?, ¿qué mosca te ha picado?, ¿te crees con la verdad absoluta o con una moral superior al resto?, ¿por qué no piensas las cosas antes de decirlas?, ¿es esto resultado de un calentón?
Un café, una conversación y os respondo en persona.

Por otra parte, ya que parece algo muy guay y tan maravilloso, yo también voy a exponer mi 2019. Me va a leer quien me va a leer, así que bueno, espero que comprendan el tono en el que lo digo si me conocen. Me hago responsable de todo aquello que diga eso sí.

Allá voy.

Mi 2019 ha sido de descubrir partes de mí que desconocía. Toma cliché. Qué, ¿cómo te has quedado? "Vaya crack después de lo que ha dicho arriba" dirás. Te explico a tí mi lector, que eres el más digno de leerme si llegas hasta aquí.

Si únicamente miro en mis pros y contras, sólo hallo dolor, resentimiento, culpa y autocompasión. Sigue la aceptación, el perdón a mí mismo y el descubrimiento de lo que quiero. Explico.


Este año he experimentado muchos dolores, me rompí el brazo y sentí cómo la inhabilitación de un miembro dual no te permite hacer cosas que en una situación sana puedes llevar a cabo. Los brazos se comprenden como dos entes separados pero que para abrir un tarro cada uno en su dirección debe ejercer una fuerza individual que al aunarse, permiten hacer cosas prodigiosas. Me quedé durante mes y medio sin uno de ellos sintiendo cómo el ir a realizar tareas exclusivamente con uno era una epopeya cada vez. Luego el dolor personal de sentir cómo se rompe una relación, que en esencia es lo mismo, dos entes individuales que conjuntos eran capaces de cosas maravillosas y que al ser intentar tomar rumbos opuestos te sientes incapaz, torpe sintiendo que cada día sea una historia de leyendas de héroes que acaban muertos para ser recordados en el firmamento nocturno.

Resentimiento con mucha gente que sin tener culpa he transmitido mis decenas de frustraciones, acusándoles de lo que me sucedía y sin afrontar los hechos, que fuí un cobarde. Con mi persona del pasado, porque pese a todo, sí, soy quien soy por mis experiencias del pasado, lo que hizo que ese pasado siguiera demasiado presente en mí y me colapsara.

Culpa de que todo lo realizado hubiese podido no suceder si de otra forma hubiese actuado, si tal vez hubiera hecho esto o lo otro, si no fuese un imbécil por pretender ser más fuerte de lo que soy realmente asumiendo que mis capacidades eran infinitas y que todo era correcto. Lo que después me lleva a sentir lo equivocado que estaba para inculparme de todo. TODO.

Autocompasión por querer aceptar que "algo vendrá", "todo pasa por algo", "algo mejor llegará", "no es culpa tuya, son sus movidas", "siempre era ahí, así que yo no he hecho nada", "a otra cosa y adelante que no depende de mí". Mal, todo.

Mi campo gravitacional, la burbuja que sujetaba mi mundo que hacía órbita a mis miedos estalló. Golpe de realidad y reflexión. Aprendí y sigo aprendiendo de todo lo puesto arriba tomando rumbo y diseñando el camino, para ello...

Aceptación. Así es, tardé pocos días en aceptar que el punto al que llegué directa o indirectamente fue en parte mi responsabilidad. Acepté las razones ajenas y propias, sobretodo las propias que son las que yo controlo para tratar de ver el por qué de mis cosas. Lo primero aceptar que el mundo no tiene responsabilidad sobre mí, debo asumir mis propias taras y dar la cara. Aceptar mis emociones, como miedos, porque están y estarán ahí, son casi inevitables, como inevitable debe ser el tomar las riendas de mi propio destino para hacer lo que quiero y como quiero. Me quiero, me acepto, me siento bien. Tengo tristeza, melancolía y ansiedad, las acepto porque están ahí para recordar que lo que quiero tiene que combatirse desde dentro y mi escudo es para proteger lo que quiero de mis problemas, no proteger mis problemas de lo que quiero.

Perdón. A mí, a tí, a todos. Me disculpo a mí ser por no querer interpretarte como una melodía de introducción, apenas unos créditos de inicio para poner al espectador en el punto de saber de qué va la película o la historia, porque te hice sonar más como un sonido estridente cuando llegan las escenas de terror o quizás por no interpretarla cuando aparece en escena una fotografía tan preciosa que no quieres estropearla. No me entendí, no me hicieron entenderme, no supe tocar tu partitura, no me enseñaron a tocar. Perdóname.

Descubrimiento. Sé quién soy y sé qué quiero ser. Fácil ¿ah?. No se tiene ni puta idea de lo que acabo de decir, y creo que no lo sabéis, reflexionad al respecto. Estoy descubriendo cosas de mí que me enorgullecen, con otras que joder, acojonan. Tan buenas como malas son ambas mal encauzadas. Sé qué rumbo quiero tomar, he descubierto lo que quiero y a quién quiero, ya lo sabía antes, ahora simplemente se ha amplificado a nivel que lo escucho a toda hora, a todo momento, en cada instante. Debo descubrir aún cómo transmitirlo, cómo acercarme a aquellos que me importan, y eso no se consigue sólo. Descubro que debo hacerlo junto a alguien para ser consciente de mis bajones como subidones, que me ponga un pongo de perspectiva a la hora de hacerme ver que las cosas no son blancos o negros, que me muestre matices. Que sea ahí descubriendo conmigo que he descubierto que quiero ser mejor, ser algo más por mí mismo, para los demás. Porque creemos que somos nuestros pensamientos y qué equivocados estamos.

Porque he descubierto que lo importante no es saber por qué se lucha, sino por quién merece la pena luchar y ese soy yo mismo. Lucho por mí, por ser feliz, por ser consciente de lo que me hace apreciar cada instante con quien estoy, dónde estoy y por la duración de ese instante que estoy sintiendo disfrutar sea eterno. Porque la felicidad no es el destino, si no el viaje y en ese viaje tengo otro billete.


Por un 2020 como 2019, que me haga conocerme mejor. Que no sea de golpe eso sí. Ni bienes materiales ni físicos. Yo.




Adrian Cea
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W.F.A.G.T.




sábado, 28 de diciembre de 2019

Nadie lo sabe

"Nadie sabe que yo
me convierto en luz del alba 
y aparezco en tu habitación 
desafiando la distancia. 

Te contemplo sin tocarte, 
me conformo con sólo mirarte. 
Y, al instante, te hago mío 
porque nadie, nadie lo sabe... 

Nadie más menos tú"



W.F.A.G.T.



viernes, 27 de diciembre de 2019

Que nadie...



"Que nadie me arrebate las arrugas de mi frente, conseguidas a través del asombro ante la belleza de la vida; o las de mi boca, que demuestran cuánto he reído y cuánto he besado; y tampoco las bolsas de mis ojos, en ellas está el recuerdo de todo lo que he llorado. Son mías y son bellas."





W.F.A.G.T.




jueves, 26 de diciembre de 2019

El enamorado

Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.


(Jorge Luis Borges)


W.F.A.G.T.

Reloj de arena

Está bien que se mida con la dura
Sombra que una columna en el estío
Arroja o con el agua de aquel río
En que Heráclito vio nuestra locura
El tiempo, ya que al tiempo y al destino
Se parecen los dos: la imponderable
Sombra diurna y el curso irrevocable
Del agua que prosigue su camino.
Está bien, pero el tiempo en los desiertos
Otra substancia halló, suave y pesada,
Que parece haber sido imaginada
Para medir el tiempo de los muertos.
Surge así el alegórico instrumento
De los grabados de los diccionarios,
La pieza que los grises anticuarios
Relegarán al mundo ceniciento
Del alfil desparejo, de la espada
Inerme, del borroso telescopio,
Del sándalo mordido por el opio
Del polvo, del azar y de la nada.
¿Quién no se ha demorado ante el severo
Y tétrico instrumento que acompaña
En la diestra del dios a la guadaña
Y cuyas líneas repitió Durero?
Por el ápice abierto el cono inverso
Deja caer la cautelosa arena,
Oro gradual que se desprende y llena
El cóncavo cristal de su universo.
Hay un agrado en observar la arcana
Arena que resbala y que declina
Y, a punto de caer, se arremolina
Con una prisa que es del todo humana.
La arena de los ciclos es la misma
E infinita es la historia de la arena;
Así, bajo tus dichas o tu pena,
La invulnerable eternidad se abisma.
No se detiene nunca la caída
Yo me desangro, no el cristal. El rito
De decantar la arena es infinito
Y con la arena se nos va la vida.
En los minutos de la arena creo
Sentir el tiempo cósmico: la historia
Que encierra en sus espejos la memoria
O que ha disuelto el mágico Leteo.
El pilar de humo y el pilar de fuego,
Cartago y Roma y su apretada guerra,
Simón Mago, los siete pies de tierra
Que el rey sajón ofrece al rey noruego,
Todo lo arrastra y pierde este incansable
Hilo sutil de arena numerosa.
No he de salvarme yo, fortuita cosa
De tiempo, que es materia deleznable.


(Jorge Luis Borges)



W.F.A.G.T.



lunes, 16 de diciembre de 2019

Cesta de frutas



La riqueza que puede contener una cesta de frutas con manzanas, peras, naranjas, fresas, plátanos, cerezas, melón, kiwis, piñas, uvas, ciruelas, granadas, limones... Y en la variedad está el gusto.

Hay épocas que deseamos tomar algo más fresco, piezas de fruta estacional, como melón en verano o las naranjas en invierno. Quizás te apetezca unas fresas con nata o chocolate (al gusto del consumidor) una noche de primavera o en otoño unos kiwis peluditos para endulzar el cambio de tiempo.

En arte, muchos aprenden en determinado momento de dibujar frutas en bodegones varios, imagino que por su diversidad geométrica y cómo interactúan las sombras entre ellas.

¿Seremos las personas como las frutas? Algunos quizás amargos, otros dulces, por qué no también los habrá con mucho jugo, los bien fresquitos, los que tardan en madurar y los que maduran rápido. Las que se conservan bien, y las que si no las dejas en un buen lugar, se degradan siendo incomestibles. Existen también las que nos cuesta pelar para ingerirlas o las que no sabemos pelar.

Otra pregunta sería; ¿según el día o el momento seríamos una fruta distinta o más bien una etapa de éstas? Fuere como fuere, de las 13 primeras frutas una parece que no encaja, y aún así le encontramos su punto o su uso en diferentes circunstancias, ¿es por ello menos fruta?

"Fruits Basket" va de esto, de entender las emociones de los miembros del clan Sohma, con su peculiaridad social y su evasión del cariño humano. Parece que sufren una maldición, y nadie quiere tratar con ellos, hasta que una inocente adolescente llega a sus vidas de casualidad, que sin quererlo, empieza a comprender lo que les envuelve y les cuida.

Aunque a la que realmente deben conocer es a ella.








Serie de animación recomendada. Concretamente su adaptación de 2019.




Un saludo: Adrian Cea

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W.F.A.G.T.



sábado, 14 de diciembre de 2019

El regreso



Cogí una polvorienta libreta en el fondo de mis cajones. Soplé y quité el polvo a lo que una vez consideré que cumplí. Que alcancé. Que llegué. Que tuve.

Esto se creó como motivo a dar rienda suelta a lo que surge de mis pensamientos profundos, aquellos que hundí en lo profundo de mi ser. Era mi lugar de introspección, de autoestima, de redactar mis temores y ser valiente con las letras de lo que tenía miedo de decir en voz alta.

Todo esto era otro tiempo, cuando estaba esperando por un buen momento que no sabía si llegaría algún día. Llegó y seguí con mis cosas por aquí, hasta que sentí que ya no me hacía falta, que podía considerar que cada día que pasase habían buenos momentos y que no tenía necesidad de escribir, que lo podía demostrar.

El regreso es la vuelta a mi libreta, lápiz, goma y sacar punta a lo que hay en mi alma. Siempre hay algo que se dice que puede ayudar a alguien cercano, así que es el momento de sentir el contacto del papel sobre mi mano y recuperar la sensación de transmitir.


Gracias a los que estáis ahí por leer mis entrañas.
Os prometo no ausentarme tanto tiempo la próxima vez.


Un saludo: Adrian Cea 


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W.F.A.G.T.