martes, 27 de mayo de 2014

Twenty three

   
   Ahora es cuando empiezo a darme cuenta de que mi círculo de amigos es más pequeño que hace unos años atrás y que cada vez es más difícil ver a todos mis amigos porque tendemos que coordinar miles de horarios: trabajo, prácticas, estudios, viajes, etc. Es por ello que ahora disfruto más de esa cervecita en una terraza que no es más que una mera excusa para hablar durante un rato y ponerse al día. Además, las multitudes ya no son igual de divertidas que antes, ahora incluso me incomodan (quién me lo diría a mí).
   Pero ahora también es cuando comienzo a darme cuenta de que mientras algunos de mis “amigos” son verdaderos amigos, otros no son tan especiales después de todo. Ahora es cuando comprendo que la amistad no se basa en el tiempo, sino en la calidad de esa persona que tienes al lado. Es triste darse cuenta de que las personas son egoístas y que esos amigos que tú creías cercanos, o que conservabas desde hace tanto tiempo, no son las mejores personas que has conocido y que hay más gente a tu alrededor que sí que merecen la atención.
   Río con mucho placer y lloro con menos lágrimas pero con más dolor. Percibo que el refrán aquel de que "el tiempo todo lo cura" es mentira, el tiempo no sana las heridas, sino que alarga las agonías. También ahora es cuando he aprendido que hay un ligero matiz que diferencia las peleas y las discusiones, porque estas últimas nacen desde el cariño y son las que realmente hacen más grande las relaciones.
   Es el momento de interpretar lo que es hacerse mayor, y que hay momentos en los que tienes que tomar decisiones, que alguien más puede tener la razón y que no se juega con los sentimientos de otras personas.
   He interiorizado que las parejas van y vienen, pero que hay gente que siempre estará ahí, independientemente de lo que te ocurra y de lo lejos que hayas podido ir: tus amigos. Adquirir la cualidad de escuchar y a prestar atención a los pequeños detalles, que son los que marcan verdaderamente la diferencia con el resto.
   Me he dado cuenta de que la confianza es algo que primero se siembra, se riega, se cultiva y finalmente se recoge, que hay que saber ganársela y aún más importante, ser capaz de mantenerla. Y también me he dado cuenta de que nadie va a ser más sincero contigo que un amigo de verdad.
   Quizás me acueste por las noches y me preguntes por qué no puedes conocer a una persona lo suficientemente interesante como para querer conocerla mejor. Y te digo que la hay, porque la tengo.
   Cada vez entiendo menos la diversión de los rollos de una noche y emborracharse. Actuar como un idiota empieza a parecerme algo estúpido e innecesario. Las resacas se hacen más duras y más con obilgaciones cada uno de los días de la semana. La obligación antes que la devoción.
   Me busco, trato de empezar a entenderme y me pregunto que es lo que quiero y lo que no. Mis opiniones se vuelven cada vez más fuertes y busco un objetivo en mi vida al cuál me dirijo paso a paso. Eso no significa que aunque a veces me sienta invencible y que voy a devorar el mundo también haya otras veces en las que tenga miedo y en las cuales me siento sólo y confundido.
   De repente me veo a mi mismo agarrándome al pasado. Y es ahí cuando me doy cuenta de que el pasado se aleja cada vez más y que la única opción es seguir avanzando e ingeniármelas para conservar bien el presente, ya que será lo único que me acompañe al futuro.
   Tengo veintitrés y hay veces que me gustaría volver a nuestra etapa de quinceañeros. Pero luego caigo en que durante el camino han aparecido personas que se han convertido en indispensables en mi vida y a las cuales no renunciaría por volver atrás.
   Parece ser que estamos en un lugar inestable, un lugar de paso que todo el mundo llama “los mejores años de vuestra vida“. Dicen que es ahora cuando nos encontramos a nosotros mismos y ponemos los cimientos de nuestro futuro y que las amistades que hacemos ahora son las que realmente nos acompañarán durante toda la vida.
   Quizás lo único que tenga que tener claro ahora mismo es que tengo que vivir al máximo para tener algo que contar cuando sea más experimentado; porque "la vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento".


The Airplanes - "Young"


   Gracias a todos los que forman o han formado parte de mi tiempo, ya que aparte de invertirlo en mi, han sido los que me han formado como persona tal y como soy. Si has llegado hasta aquí y lees estas últimas palabras, que sepas que aunque no sepa que lo estás leyendo y no me entere, espero que puedas seguir o te introduzcas dejando huella en mi vida, porque a fin de cuentas, vuestras huellas son mis acompañantes en mi senda.

Un abrazo.

Adrian.

W.F.A.G.T.